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Día Internacional de las familias

Un año después del confinamiento, familias y profesionales de Down Madrid hacen balance…

Día Internacional de las familias

Coincidiendo con el Día Internacional de las Familias, queremos hacer balance de lo que ha supuesto la adaptación a la ‘nueva normalidad’ para las personas con discapacidad intelectual y sus familias durante estos últimos meses. El apoyo, la comprensión y el compromiso para con los usuarios y sus familiares han sido clave en todo este proceso.

 «Volvemos a vernos, pero nos mantenemos en burbujas preservando nuestra salud, retomamos la actividad, pero las que nos generaban más vida permanecen a la espera, recuperamos hábitos de trabajo, pero el uso de las mascarillas y la desinfección constantes se hacen molestos e incluso nos siguen generando miedo” así es como describe Pilar Gómez, Coordinadora del Centro Ocupacional, la realidad a la que se enfrentan cada día profesionales y usuarios de Down Madrid. «A lo largo de este año, hemos podido vivir cada situación familiar desde un enfoque más cercano que nunca, a pesar de la distancia. El apoyo mutuo entre familias y profesionales para salir adelante, la búsqueda de soluciones conjuntas que alivien la incertidumbre de los participantes, o simplemente el desahogo emocional han generado un sentido de unidad y complicidad que ha permitido agrandar el significado de la familia en toda su extensión” ha concluido. 

Por su parte, Isabel Pardo, madre de Natalia Naglic, usuaria del Centro Ocupacional de Down Madrid, ha vivido de cerca la adaptación de su hija a la ‘nueva normalidad’ y ha señalado que Natalia “se ha ido haciendo a la rutina poco a poco, ahora no le molesta llevar la mascarilla o utilizar el gel”. “Sin embargo, lo que peor lleva es la distancia social, el no poder moverse libremente por la Fundación o hablar con quién le apetezca en un momento dado. También echa de menos su voluntariado en la guardería, sus clases de psicoballet o moverse sola en autobús por las zonas que ella controla”, ha destacado. 

Sin embargo, para los usuarios del Centro de Atención Temprana (CAT) y sus familias, la pandemia ha supuesto “una excelente oportunidad, un mayor acercamiento para poder realizar una atención desde la planificación centrada en la familia, reconocer las fortalezas que esta tiene y generar una nueva relación en la que el profesional es un agente más en la toma de decisiones que guía, acompaña y se implica con las familias”, ha manifestado Elena López Riobóo, Coordinadora del CAT.

Natalia Leña y Gonzalo Sarria, padres de Natalia, usuaria del CAT, destacan la “absoluta necesidad de las terapias presenciales” y recuerdan como cuando comenzó el confinamiento “se nos vino el mundo encima con la suspensión de las sesiones”. “No podíamos evitar que resonaran constantemente las voces de todos los especialistas: los primeros años son críticos y determinarán el futuro de nuestra niña”. Por suerte, tanto Natalia como Gonzalo coinciden en que “contamos con grandes profesionales – terapeutas y médicos – que desde la distancia nos acompañaron y nos guiaron”. “Esta terrible experiencia nos ha reforzado como personas y como familia”, han concluido. 

Pero no solo el Centro Ocupacional y el CAT se han visto afectados durante los últimos meses. El deporte, el ocio y la cultura también han tenido que adaptarse a las medidas de seguridad. «La pandemia nos ha hecho conscientes de la necesidad de cuidarnos y adoptar un estilo de vida saludable que favorezca nuestro bienestar no solo físico, sino también emocional. Por ello, no hemos parado de adaptar nuestros servicios a las necesidades de los participantes y a una normativa en constante cambio, adaptando entrenamientos e inventando nuevas formas de disfrutar del ocio y la cultura», ha explicado María Jesús Rihuete, Coordinadora de Deporte, Ocio, Cultura y Voluntariado de Down Madrid. 

Finalmente, el Servicio de Empleo también está enfrentando una compleja situación ante la reducción de las contrataciones y la situación de inactividad de muchos trabajadores. «Estamos trabajando incansablemente para que los trabajadores mantengan su nivel de competencias y puedan incorporarse lo antes posible a su actividad laboral», han señalado.

Raúl Coca, hermano de Daniel Coca, usuario habitual del centro, cuenta que, con el parón de todas sus actividades, incluido el trabajo, «Dani estaba más callado, le costaba mantener conversaciones continuas con la familia», pero al retomar sus rutinas, volvió a ser el que era. Raúl ha compartido la conclusión a la que han llegado tanto él como su familia tras estos meses: “para las personas con discapacidad intelectual, es fundamental el desarrollo, aprendizaje y socialización de manera continua, pues son mucho más sensibles ante un parón general de actividad y rutina diaria”. 

Desde Down Madrid, solo podemos agradecer a las familias habernos dejado ser partícipes de este acompañamiento que marcará un antes y un después en nuestra forma de ver y valorar la vida a partir de ahora.

Isabel y Natalia, madre e hija
Natalia Sarria
Daniel y Raúl Coca, hermanos

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